sábado, 19 de marzo de 2011

Matando a la esperanza.

La olvidé.
No sentía que la llevaba encima.
No sabía lo que pesaba,
el dolor que me produce su carga.
La dejo en el camino cuando me caigo
pero tiene un muelle pegado al fondo de mis ojos.
Y me duele cada vez que la veo.
Y me mata cada vez que la siento.
El rojo de mi vida destaca sobre su verde.
Hacía mucho que no lloraba
y esta noche alguien me recordó por qué lo hacía.
Y hoy lo he llorado todo.
Para ver si la ahogo y me vuelvo a quedar vacía.
Me tuve que vaciar con un palillo
y es ella la que no me deja estar hueca.
Y a destiempo, sin piedad y en silencio...dice una canción.
La noche me recuerda
que ella no muere nunca,
que se vuelve a llenar,
a crecer, a menguar, a vaciar
y a llenar de nuevo como la luna.
Todas las noches.



Cada noche de mi vida.