lunes, 18 de febrero de 2008

Cuando a un hombre le pica



Cuando a un hombre le pica no importa el horario ni fecha en el calendario.
Podría decir que ese es el resumen de la relación más larga que he tenido. Una relación basada exclusivamente en el sexo, que podría haber sido mejor si no hubiera sido por la falta de tiempo principalmente.
La primera vez que lo vi ya me gustó. Se incorporó tarde a las clases. Era bajito, moreno, delgado y aún recuerdo que entró en el aula con su barba de 3 días.
Y no pude evitar enamorarme de él a lo largo del curso. Lo malo era que estaba comprometido y además le gustaba otra compañera de clase, que evidentemente, si yo hubiera sido tio, también me habría gustado, porque estaba tremenda la pedorra de ella.
No sé en que momento le empecé a interesar a él ni por qué (ya se lo preguntaré). El caso es que de vez en cuando salíamos un grupito de amigos de clase; yo era la única chica entre todos los machos (siempre me gustó estar bien rodeada). Primeramente quedábamos para jugar con el ordenador, generalmente en casa de este personaje, que le llamaremos Follin Hood, y posteriormente salíamos por los bares de la ciudad.
En una de estas salidas Follin Hood se pasó casi toda la noche tirándome los trastos. Yo no daba crédito porque no le estaba importando que el resto de los compañeros de clase se dieran cuenta o no, ya que todo el mundo sabia que tenía novia. Siempre ha sido un pasota. Pero si a él le daba igual, imaginaros lo que me importaba a mi. Aún así no pasó nada en ningún bar. Subimos juntos a casa y me dio la impresión de que al dejarme en la mía iba a pasar algo pero... siguió camino hacia la suya. Me puse el pijama y me conecté a Internet porque sabía que él haría lo mismo.
Me mandó un SMS al móvil para decirme que se iba a conectar que lo hiciera yo también. Le contesté con un simple "te estoy esperando ya". Cuando ya estábamos los dos en el mismo canal me comentó que se había quedado con ganas de saber algo: quería saber que hubiera ocurrido si me hubiera besado. Le dije que tendría que haberlo hecho. El caso es que después de darle unas cuantas vueltas a la pregunta decidimos que teníamos que quedar para hacerlo. Y así fue, quedamos a mitad de camino entre su casa y la mía para darnos un morreo!!! No debió de ser nada del otro mundo porque lo único que recuerdo es que él encontró un mosquetón, que a día de hoy aún guardo.Y sólo fue eso. Me lo hubiera llevado a casa, solo que no estaba depilada y no me parecía bien que la primera vez con él no estuviera perfecta! Aún estaba enamorada.
De sobra sé que a los tíos les importa un pimiento, ya puestos en cuestión, que una esté más o menos depilada, pero es algo que nosotras no podemos evitar, va con nuestra naturaleza.
Hasta pasados dos años no volvió a ocurrir nada más. Nos calentábamos vía messenger y ahí fue cuando comenzó verdaderamente nuestra "relación".
Después de una primera vez apasionante, con ducha juntos incluida y hasta regla incorporada, el resto de los encuentros fueron muy esporádicos y rápidos. Por lo menos es el recuerdo que tengo yo. Aunque hubo un poco de todo. Excusas para intercambiar películas "educativas" y mientras las repasaba en mi casa para ver si le gustaban o no, se calentaba y al lío...MMS subidos de tono que le ponían a 100 mientras él estaba currando y su consecuente "alemanita" vía móvil para demostrármelo... Y hasta una ocasión que dejó de currar para venir a regalarme lo que hoy es mi único "juguetito" y de paso probarlo juntos.
Fueron muchas, muchas ocasiones y tiras y aflojas porque él quería conversación erótico-festiva por móvil y yo a lo mejor estaba fregando los platos, con lo cual mi nivel de excitación era 0 patatero, pero eso no lo entendía, había que atenderle igualmente. O aparecía a las 8:30 de la mañana, cuando yo aún no estaba ni despierta, para metérmela!!! Y claro el problema también radicaba en que cuando a mi me apetecía yo no podía llamarle a él, ya que estaba ocupado.
Hasta hubo una ocasión en la que quedamos para ir a un hotel. Él reservó la habitación. Llevamos "juguetito" grande, un aro vibrador que me había prestado una amiga y que después de comprarlo con toda la ilusión del mundo fue un autentico chasco, lubricante por si me daba por practicar nuevas posturas sexuales, preservativos de sabores y hasta el ordenador con películas "educativas". Vamos que íbamos con un autentico kit erótico-festivo. Pero tampoco fue la mejor noche.
Y es que las cosas tan preparadas luego pierden todo su morbo. Y lo que realmente nos une a Follin y a mi es el morbo que nos dan los juegos a distancia, y como generalmente luego no podemos terminarlos en la realidad, siempre nos quedamos como con ganas...
En cierta manera él era mi media naranja sexual y podríamos habérnoslo pasado genial juntos, con tiempo, sitio, sin compromisos y bajando al pilón!!!!